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Constelaciones Familiares
Método Brigitte Champetier de Ribes

María Escribano del Moral

¿Qué se puede constelar?

Las constelaciones familiares nos muestran las dinámicas profundas, no visibles, que rigen nuestra vida y nuestras relaciones, y nos permiten sanar los traumas ancestrales del sistema familiar y todos aquellos sistemas sociales a los que pertenecemos, que nos llevan a las dificultades de hoy. Como consecuencia, nuestras relaciones y nuestra vida y nuestro entorno mejoran, también para las generaciones más jóvenes y futuras que ya no tendrán que cargar con lo que no les corresponde. Veremos que lo fundamental es tomar a nuestros padres con gratitud por darnos la vida.

Estas dificultades pueden ser:

Problemas de salud física o mental, un malestar en nuestra vida, relaciones difíciles (de pareja o no tenerla, de trabajo, con vecinos…), violencia doméstica dificultades con el trabajo (no tenerlo, no sentirse realizado/a…), problemas financieros (falta de dinero, deudas, dificultades para vender o alquilar una casa, herencias…), dificultades en relación con la empresa o un proyecto, con clientes, empleados, jefes…; accidentes, cuando tenemos que tomar una decisión difícil… Herencias que no fluyen, casas que no se venden, humedades, plagas… El espectro es muy amplio.

Están indicadas también para ayudar a niños con dificultades (de comportamiento, aprendizaje, salud, autismo, peleas entre hermanos, mobbing, adopciones, abortos…), en cuyo caso se trabaja con los padres. “Los hijos son el síntoma de sus padres” (Brigitte Champetier de Ribes). Cuando los padres se constelan, liberan a sus hijos.

Podemos constelar las dificultades de nuestras mascotas y otros animales que viven con nosotros, pues por amor toman aquello que más pesa sobre nosotros (enfermedades, accidentes, deseos de venganza o de expiación). Un animal que desaparece, un perro que ataca a un vecino… toda anomalía me muestra algo que puede ser grave y pide ser constelado.

También es posible constelarse sin tema, cuando sentimos malestar y nos cuesta expresarlo, o sentimos que es el momento de aligerar un poco más nuestra vida.

Los efectos en niños y animales pueden ser espectaculares y bastante rápidos.

En un primer momento tiene lugar la sanación de lo más urgente, aquello que más amenaza nuestra vida y nuestro bienestar.

A partir de ahí, en las siguientes constelaciones, el campo nos pide que demos algo a cambio para continuar sanando, y eso es lo que van a facilitar: asumir las riendas de nuestra vida y de nuestro crecimiento personal, agradeciendo y soltando el pasado, soltando fidelidades inconscientes a ancestros, respetando a quienes llegaron antes, integrando a los excluidos, asumiendo y soltando la culpa que se siente por crecer, por ser más feliz que nuestros padres, u otros que están mal, por ejemplo, o la culpa del daño hecho, comprometiéndonos a reparar.

Así el campo, algo más grande, nos pide que nos hagamos más adultos, avanzando hacia el amor incondicional, que es respeto y gratitud hacia todo y hacia todos tal y como son, siendo cada día más nosotros, más autónomos, más personas, más realizados, más presentes, disfrutando de la vida, tal como desea nuestro sistema familiar y nuestra alma. Se nos pide que respetemos a nuestros ancestros, ¿cómo? Amando la vida, como nos recuerda Brigitte Champetier; rindiéndonos a lo que nos toca. Y entonces el universo nos colma con regalos mayores para nuestra vida de lo que podríamos haber imaginado.

Nuestra vida se hace más liviana, nuestro entorno se hace más amable, la abundancia y el bienestar se hacen paso cada vez más en nuestra vida, a medida que nos volvemos más humildes, más compasivos…

…en definitiva, más humanos.